Se encuentran dispersas a lo largo de una ladera orientada al oeste que se sitúa junto al flanco oriental de la localidad. Pueden agruparse en un total de diez subconjuntos (el Camino Piedras, las Eras del Castillo, las Bodegas del Castillo, la Serreta, l'Amargura, el Parque, los Envases, el Retor, Carrauguarón y la Paretera).
Salvo las que se sitúan en torno al cerro que sirve de base a la Torre de la Lisalta, la mayoría de ellas no responde a ningún tipo de agrupación o alineamiento.
Se han catalogado un total de 96 bodegas junto a otras 36 que tendrían su acceso desde el interior de una edificación.
Sus accesos se encuentran muy deteriorados o modificados pero suelen presentar una embocadura adintelada o en arco de medio punto, que sobresale del suelo y que está construida en ocasiones con mampostería.
Hacia el interior cuentan con un largo pasillo en descenso, a veces con escalea excavada en el suelo y bóveda rebajada, al final del cual se extiende la planta a nivel más o menos llano. Algunas presentan grandes habitáculos interiores, de gran altura en ocasiones. Normalmente suelen tener nichos habilitados para la ubicación de los toneles con el vino. Las bodegas situadas más al norte están excavadas en una roca de gran dureza mientras que conforme se avanza hacia el sur el suelo de un material más arcilloso e inestable.
Al exterior se conservan un total de 163 lumbreras a modo de chimeneas exteriores que tenían la función de servir de foco de iluminación y de respiradero de las bodegas ubicadas abajo. Así, suponen el remate de una especie de chimenea que asciende en sentido perpendicular a través del cerro o colina, a veces durante algunas decenas de metros. Hay muchas variantes en este elemento: desde las más sencillas, como es el caso específicamente referenciado en esta ficha, a otros en que adquieren una volumetría más destacada, y en donde se suelen cuidar más los materiales empleados. En cuanto a esta cuestión, y el modo de aplicarlos, el ejemplo presente es prácticamente un amontonamiento de mampostería y cascotes de ladrillo, incluso con tablas de madera; todo ello ha sido cohesionado con mortero.
Alguno de ellos, de mayor tamaño, presenta una gran abertura a modo de vertedera desde la que arrojar la uva al interior.
Algunas bodegas cuentan con una palanca exterior, un edificio de apoyo a las faenas vitivinícolas que, en ocasiones, ocupa gran superficie con varios niveles superpuestos en la ladera.