El conjunto de edificaciones ubicadas en la calle Torre Nueva está compuesto por tres elementos arquitectónicos diferenciados, de los que el principal es el Torreón, declarado como Monumento Histórico Artístico el 17 de abril de 1972 por ser uno de los escasos ejemplos de arquitectura civil del siglo XV conservados en la ciudad.
El conjunto arquitectónico fue creado en una época en la que las tipologías renacentistas aún no habían cristalizado. La casa palacio adosada junto a la torre responde a la tipología de palacio urbano construido por la nobleza trasladada a los burgos, y lograda mediante la yuxtaposición de diferentes elementos que se adaptan a la parcelación preexistente o bien a edificaciones anteriores, lo cual es propio de la arquitectura urbana de época bajomedieval.
La torre es el elemento arquitectónico más antiguo del conjunto, datado en el último tercio del siglo XV; posee una planta prácticamente rectangular, y responde a la tipología medieval de estancias superpuestas. La torre posee cinco plantas de altura además de un sótano abovedado, aunque en origen poseía una planta menos. En su parte superior existe una galería de arquillos simples, testimonio de lo que constituiría el prototipo de galería de arquillos que se desarrollaría en siglos posteriores. En época posterior la torre sería sobreelevada añadiendo una galería de vanos adintelados, de traza más popular, con función de solanar. Al exterior, en los paramentos se abren dos ventanas bíforas con ornamentación gótica en la fachada principal, existiendo otro vano pequeño en un lateral que también conserva restos góticos.
Los grandes balcones existentes en la planta primera no corresponden a la época de construcción del torreón, sino que en realidad constituirían un intento de homogeneización de toda la fachada una vez construida la casa adosada en el siglo XVI.
La torre presenta fábrica mixta de adobe y ladrillo, que antes de la restauración ofrecía un aspecto bastante disgregado.
El edificio hacia la calle Temple constituye el otro resto de edificación más antigua, aunque está enmascarada al exterior por una fachada del siglo XIX, construida tras una redistribución del conjunto.
Conserva esta parte de la edificación su estructura antigua hasta la segunda planta, manteniendo dos grandes salas, una que posee grandes vigas de madera tallada, que cubren la sala de la planta baja recayente a la calle Temple, si bien el elemento sustentado ha desaparecido y las vigas no conservan la policromía; la otra sala se halla entre esta y la planta baja de la torre.
La altura original del edificio en esta parte fue inferior a la actual, ya que su cubierta interfiere la galería de arcos original de la torre.
El edificio que da a la plaza de San Felipe es una construcción del renacimiento aragonés, realizada en el siglo XVI, adosada a la edificación del XV. Solo la fachada con la galería de arquillos daba unidad a esta parte de la edificación; el nivel único de la planta primera parece indicar que en un momento toda la edificación fue empleada con un único uso y pudiera constituir una única propiedad, parte de la cual sería demolida en el momento de construir la fachada de la plaza de San Felipe, cuya altura de forjados no tiene desde entonces correspondencia con los de la torre ni con los del resto de edificación recayente a la calle del Temple.