La iglesia se encuentra en el extremo norte de la trama urbana medieval de la villa, en el punto donde la cerraba la antigua muralla, de la que debió derribarse un largo lienzo y uno de los portales de acceso al núcleo para permitir la construcción de este edificio.
Orientada al este, es una iglesia de nave única, con capillas laterales entre los contrafuertes, con cabecera poligonal prolongada por un pequeño espacio auxiliar que transforma en un rectángulo el polígono del ábside. La torre está adosada en el tramo final del lado de la Epístola, a los pies.
Se trata de un edificio tardogótico en su estructura arquitectónica que, como es usual en el siglo XVI, incorpora elementos renacentistas de carácter decorativo en distintos puntos.
De carácter muy cerrado, destaca especialmente en el exterior el plástico juego de volúmenes de la cabecera poligonal, las capillas laterales de menor altura que la nave y, especialmente, los numerosos y robustos contrafuertes adosados a la nave y elevados por encima de ella mediante un remate piramidal.
Sin embargo, el elemento más interesante del exterior de la iglesia es su portada, situada en el hastial de los pies, hacia el interior de la población. Se trata de una monumental obra de estilo renacentista, aunque, si bien utiliza elementos y motivos clásicos, los dispone en una composición general de un marcado carácter anticlásico, muy emparentada ya con el manierismo. La portada propiamente dicha consta de dos cuerpos.
En el cuerpo inferior se abre la puerta adintelada, flanqueada por parejas de pilastras cajeadas coronadas por ménsulas decoradas con triglifos, las cuales están a su vez flanqueadas por parejas de columnas acanaladas con capiteles corintios, todo ello elevado sobre un alto basamento cuyos frentes están decorados por relieves muy gastados que parecen representar motivos simbólicos. Sobre estos soportes se elevan un ancho entablamento, compuesto por un arquitrabe decorado por tondos que enmarcan los relieves de San Pedro y San Pablo y por un friso con numerosas figuras en mediorrelieve que representan sucesivamente, en diferentes escenas, la pasión, muerte y resurrección de Cristo: la flagelación, Ecce Homo, coronación de espinas, camino del Calvario, crucifixión (en el dintel de la puerta), la Piedad, resurrección…
En el segundo cuerpo hay banda con la inscripción “A COSTA DE CRETAS ME HIZO XADO ANO 1566”, sobre la que se eleva una hilera de cinco hornacinas aveneradas separadas por pilastras acanaladas cuyos capiteles crean un plástico juego de entrantes y salientes de carácter también muy manierista con el friso que discurre entre ellas; remata este cuerpo un frontón triangular, en cuyo tímpano destaca la figura en altorrelieve de Dios bendiciendo enmarcado por motivos vegetales y querubines. A ambos lados del frontón, dos grandes óculos dispuestos simétricamente.
Todo este conjunto de la portada, tal como ha sido descrito, queda enmarcado por una estructura de mayores dimensiones, eco del “orden gigante” manierista, compuesto por dos grandes columnas jónicas acanaladas que arrancan de elevados basamentos decorados con relieves de dragones y un segundo frontón triangular, cuyo tímpano está totalmente decorado por un relieve que representa la coronación de la Virgen por la Trinidad.
El interior de la iglesia presenta también un gran interés por su monumentalidad, su equilibrio y por algunas de sus soluciones arquitectónicas, especialmente en el abovedamiento. Consta de una única nave dividida en cuatro tramos, en los que se abren capillas laterales de menor altura, y cabecera poligonal, con coro alto a los pies.
Todos los espacios se cubren con complejas bóvedas de crucería estrellada de complejos diseños, como es usual en la época del gótico tardío. Quizá lo más interesante sea la integración del ábside y el primer tramo de la nave mediante su cubrición con una única bóveda, la de diseño más complejo y única que presenta nervios combados. Las bóvedas de todos los tramos tienen numerosas claves circulares en los puntos de intersección entre los nervios, estando las claves centrales decoradas con relieves de carácter ornamental y simbólico, uno de los cuales representa el escudo de la villa de Cretas. Los nervios de las bóvedas, así como los perpiaños, apean en un entablamento liso de carácter clásico que rodea todo el templo y en columnas de orden gigante situadas sobre elevados basamentos paralelepipédicos: se trata de columnas acanaladas divididas en dos sectores (el superior, que tiene el doble de altura que el inferior, con las acanaladuras más anchas); los basamentos están ornamentados con relieves que presentan motivos decorativos genéricos del renacimiento (cueros recortados, florones, candelabros…).
Las capillas laterales se abren, enfrentadas, en los tres primeros tramos de la nave. Tienen embocaduras en arco de medio punto, molduradas con listeles escalonados; planta rectangular, y cubiertas de bóveda de crucería estrellada, a excepción de las del tercer tramo, que presentan crucería simple.
En el último tramo se eleva el coro alto, sobre arco escarzano y bóveda igualmente de crucería estrellada. Cierra su frente con balaustrada de piedra en la que se disponen rítmicamente pilastrillas acanaladas, y en sus laterales presenta dos nichos a modo de capillas cuyas embocaduras son similares a las de las restantes capillas y están a la misma altura que ellas.
También deben señalarse, en los dos paños laterales del ábside, una pareja de puertas en arco de medio punto, que dan paso a un espacio auxiliar a modo de deambulatorio, que genera la prolongación rectangular ya comentada en el exterior.
La torre, situada a los pies en el lado de la Epístola, es una construcción de cinco cuerpos separados por impostas: el primero, que se eleva hasta la cubierta de las capillas laterales, de planta cuadrangular y los restantes de planta poligonal. En algunos de los lienzos de los cuerpos superiores se abren vanos aspillerados y abocinados y, en todos los lienzos del cuerpo de remate, ventanas de medio punto para campanas. En el remate hay una balaustrada, con pequeños pináculos coronados por bolas en las esquinas.
El acceso al interior de la torre se realiza desde el coro, a través de una escalera adosada al hastial. Se accede a un espacio octogonal, en uno de cuyos laterales hay un pequeño husillo también octogonal que alberga una escalera de caracol cubierta con falsa bóveda. Solo pueden verse dos pisos de la torre, más la azotea superior. El primer piso, de gran altura, está cubierto con una bóveda nervada que no es apreciable desde abajo, por haberse colocado bajo ella una plataforma de madera que sostiene el reloj. El piso superior, donde se abren los vanos para campanas, es también un espacio octogonal, cubierto con bóveda nervada de plementos desiguales, cuyos nervios apean en ménsulas voladas y cuya clave está decorada con un relieve con una cabeza de ángel.