Es un edificio exento, con las cuatro fachadas vistas, cuya planta (cuadrangular, pero ligeramente irregular) se adapta al trazado de la calle en la que se ubica y traza un quiebro visible en su fachada. Consta de tres pisos de altura, más una entreplanta abierta mediante vanos al exterior. Está realizado con piedra sillar de buena cantería en la fachada principal y una de las laterales, y con una combinación de sillería y mampostería en la otra fachada lateral y en la trasera, que han sido objeto de numerosas reformas.
Tipológicamente destaca en ella su configuración cerrada al exterior, carente de la característica lonja de las casas consistoriales renacentistas bajoaragonesas. Concha Lomba, en su estudio clásico sobre los edificios municipales de la Edad Moderna, destaca este rasgo en Fuentespalda, poniéndolo en relación con otros ayuntamientos próximos, como Belmonte y Monroyo, y achacándolo a la lejanía geográfica de Alcañiz, que les lleva a apartarse de un modelo que estaban imitando en ese momento la mayor parte de los concejos más cercanos, tanto en el Matarraña como en el Bajo Aragón, a la hora de diseñar sus nuevas sedes.
En cuanto al exterior, la fachada más destacada es la principal, a la calle Mayor, que presenta un trazado quebrado para adaptarse a la vía. En ella se abre la gran puerta principal, en arco de medio punto configurado por dovelas de gran longitud, cuya anchura va aumentando de forma simétrica a ambos lados a partir de una clave central más estrecha, que ostenta un escudo labrado muy erosionado e ilegible (a su derecha se abre una ventana adintelada que parece producto de la restauración de 1983). Otros vanos de características monumentales se abren en la entreplanta y en la planta principal, dispuestos según una composición general no excesivamente regular, quizá como producto de la configuración quebrada de la fachada. Todos ellos son adintelados, tienen los alféizares ligeramente volados y decorados con molduras en nacela, mientras que sus dinteles y jambas están recorridos por parejas de mediascañas que arrancan de basamentos con discreta talla. Pese a su parecido, las del piso principal son de dimensiones ligeramente mayores que las de la entreplanta y, entre ellas, destaca la situada inmediatamente sobre la portada, por tener la parte central decorada con un doble motivo conopial de carácter goticista.
Las restantes fachadas han sido objeto de numerosas modificaciones a lo largo de la historia, con la apertura de diversos vanos de dimensiones heterogéneas y distribución irregular. Entre ellas destaca la fachada lateral izquierda, que conserva una buena parte del paramento original construido en sillería y dos ventanas adinteladas con una decoración más sobria que los vanos de la fachada principal.
En cuanto al interior, fue muy remodelado durante la restauración de 1990. Sin embargo, aún conserva algunos espacios de interés y elementos arquitectónicos y decorativos originales.
Por ejemplo, en la planta baja, el zaguán, que adquiere un gran desarrollo al tratarse de un edificio que carecía de lonja abierta al exterior. Está dividido por un gran arco de medio punto en dos sectores, que se corresponden con su distribución original en una zona destinada a las carnicerías y otra a los espacios concejiles propiamente dichos. Al fondo del zaguán asciende la escalera, de tres tramos, construida en mampostería con algunos peldaños originales de cantería.
En la planta noble destaca el salón de sesiones, al que se accede a través de un arco conopial de trazo mixilíneo. Es un espacio rectangular cubierto por un interesante artesonado de madera, a base de casetones cuadrados dispuestos entre las vigas.