El edificio se sitúa al pie del castillo, junto al principal espacio público (plaza de la Iglesia) de la Villa Vieja.
Para SEBASTIÁN (1959) "es el ejemplo más grandioso del grupo de iglesias aragonesas con planta de una nave y capillas hornacinas. Esta amplísima nave tiene treinta y seis metros de longitud, veintiuno de altura y diecinueve de ancho", siendo, después de Gerona, el segundo templo de nave más ancha de España.
Su cabecera es de triple ábside poligonal de cinco lados, siendo mayor el central, con contrafuertes exteriores. Estos ábsides son más pequeños que la nave, por lo que se abren en el muro oriental que cierra la nave a modo de tres capillas mediante arcos apuntados.
La amplia nave, que consta de cinco tramos, se cubre con bóveda de crucería sencilla, estando toda la nave recorrida por un nervio central; los nervios apean en pilastras adosadas a los muros de la nave. Las capillas se cubren con bóvedas de crucería sencilla, mientras que los ábsides lo hacen con bóvedas nervadas. El tramo más estrecho a los pies se cubre con crucería estrellada, correspondiendo a la gran capilla del coro, que por su bóveda estrellada y por sus ventanas semicirculares pero aún góticas, se realizaría en el XVI.
Los paramentos internos se presentan lisos y sobrios, a excepción de la apertura de las capillas, en arcos de medio punto, y una serie de ventanales en la parte superior de los muros de la nave, de época posterior, bajo los que se abren óculos con tracería gótica en el muro meridional, así como los ventanales apuntados de las capillas y los vanos con tracería de los ábsides.
La capilla del Pilar o del Sagrario, de época barroca, se sitúa en el primer tramo del lado del evangelio posee planta cuadrada, y se abre a la nave por medio de una portada manierista adornada con estípites de estuco. Se cubre con cúpula rematada con linterna, sobre pechinas que se decoran con estucos de los Evangelistas, mientras que el resto se recubre con esgrafiados de gran finura.
Como trabajo de forja destaca del conjunto una interesante reja del siglo XV que cierra el coro. El resto de las rejerías que guardan otras capillas son del XVII.
El elemento más destacado al exterior es su portada abocinada, abierta en el tercer tramo del costado sur; esta portada presenta arco apuntado, con arquivoltas que apoyan en jambas molduradas, cuyo trasdós está decorado con cardinas y grumos; la puerta de acceso al interior se abre en arco carpanel. La portada conserva un repertorio escultórico en los capiteles, que se encuentra muy deteriorado: en ellos podemos ver representados cabezas, animales fantásticos, escudos y decoración vegetal; en el tímpano existía una representación de la Virgen con el Niño, que desaparecieron durante la Guerra Civil.
La torre, obra del siglo XVII, adosada a los pies al lado de la epístola, se eleva junto al coro en el ángulo suroeste de la iglesia. Posee planta rectangular y es una sobria construcción en sillería de cinco cuerpos separados por impostas. Los cuatro primeros carecen de ningún tratamiento a excepción de algunos estrechos vanos a modo de aspilleras, destacando tan sólo el cuerpo de remate, en cuyas caras se abren pares de huecos de medio punto para albergar las campanas; este cuerpo posee remate almenado.
En el lado norte del templo se adosa un claustro de planta casi cuadrada, vinculado a la función como colegial; se compone de arcadas rebajadas que apoyan en columnas ochavadas, con basas y capiteles muy sencillos. El claustro ha sido objeto de numerosas reformas hasta adquirir el aspecto que presenta hoy día.
Al exterior la iglesia muestra un aspecto macizo, con sus sillares bien escuadrados y los gruesos contrafuertes, muy pronunciados y rematados por copetes, que sostienen la colosal nave.
Comentario estilístico
El templo pertenece a la tipología gótico-levantina con elementos de transición renacentistas y consta de nave única de amplias proporciones, capillas laterales entre los potentes contrafuertes, cabecera de tres ábsides poligonales y coro a los pies. La nave central se cubre con bóveda de crucería sencilla, los ábsides con bóvedas nervadas y el coro con bóveda de crucería estrellada. El claustro, realizado a finales del siglo XV cuando se elevó el rango de la iglesia a Colegiata, se adosa al norte de la misma. Se accede desde el tercer tramo del templo en el lado del Evangelio junto a la capilla del Pilar, de estilo barroco. La portada principal abre a la plaza mediante arco rebajado enmarcado por arquivoltas apuntadas. Junto a ella se alza la torre del siglo XVI, de planta cuadrada y remate almenado.
El actual templo parroquial de Mora de Rubielos ha sido objeto de diversas aproximaciones históricas, que han centrado su atención en las proporciones arquitectónicas de su nave principal. Todos los trabajos inciden en la importancia de la anchura de la nave, comparándola con otros ejemplos del gótico levantino, llegando a conclusiones que la sitúan al nivel de obras singulares como la catedral de Gerona.
La decoración escultórica de la portada principal es uno de los ejemplos más importantes de la escultura gótica conservada en la Comarca. De esta portada se ocupó Cortés Arrese (1985, p.p.132-138), que realiza una prolija descripción de la decoración conservada, a la que habría que añadir los interesantes restos de la pintura del tímpano, un caso no menos interesante de pintura de exterior, que enmarcaría la imagen (hoy perdida) de la advocación principal del templo. Cortes incluye la obra dentro de la escultura del siglo XV, relacionando el conjunto de las obras con la elevación a Colegiata del templo, ya en 1454, pero con una cierta ambigüedad, sin descartar otras hipótesis dentro de la segunda mitad del siglo XIV (CORTES, p.138).
En la descripción de los motivos decorativos (elementos vegetales y cabezas humanas, como motivo principal), el autor indica la posibilidad de identificar los escudos de la portada con diversas familias vinculadas a la historia de Mora: los Gil de Vidaurre (barras de gules y banda de escudetes bordeando el escudo), los señores de Jerica y detentadores del señorío de Mora inmediatamente antes de la llegada de los Fernández de Heredia. Las armas de los Heredia se encuentran en las capillas de la cabecera.
La portada muy bien podría representar los rostros de la aristocracia local de la villa, acompañadas de los motivos vegetales propios del gótico levantino. Esta parte de la iglesia se podría situar cronológicamente en el entorno de la venta de Mora a los Heredia en 1368, lo que explicaría la presencia de los escudos de los anteriores señores y de los nuevos, máxime cuando existe un periodo de problemática legal al respecto, solventado por las buenas relaciones de la familia con la Corona. En nuestra opinión la cronología de la portada debería retrasarse hacia la segunda mitad del siglo XIV, momento en el que se estarían realizando las obras en la iglesia, en el marco de la reconstrucción general de los templos diocesanos tras la Guerra de los Pedros.
Restos muebles asociados
Se conservan dos laudas sepulcrales.
El actual retablo mayor, de estilo neogótico, fue realizado en 1945 por los hermanos Albareda.