La iglesia de Santa María se sitúa en el punto más elevado de la villa, en la colina denominada La Corona, lugar donde históricamente se situaron las principales construcciones civiles y religiosas de la población, ya desde época musulmana. Aquí mandó construir Alfonso I el castillo y su iglesia y, según algunos investigadores, sería sobre el solar de esta antigua iglesia donde se levantó la parroquial de Santa María, siendo consagrada en 1174.
Entre finales del siglo XII y 1230 se construyó una nueva iglesia, dedicada al Salvador, al sur del recinto amurallado, reforzando el punto más débil de éste, combinando en su fábrica la función religiosa y la defensiva; sería posiblemente entonces cuando se reformarían las cubiertas de Santa María para añadirle un coronamiento almenado semejante al del Salvador.
La importancia adquirida por la villa y algunas de sus familias más notables entre los siglos XV y XVIII se hará patente en la dotación y decoración de algunas de las capillas de la iglesia, destacando asimismo las modificaciones realizadas en la torre y la fachada principal en los siglos XVII y XVIII.
La iglesia tiene un ábside poligonal, cuyos muros están recorridos por una arquería ciega, oculta por el retablo e interrumpida en la nave por los arcos que dan acceso a las capillas. En su lado norte se abrió un arcosolio en arco de medio punto, mientras que en el sur hay una capilla que actúa como sacristía y presenta bóveda de crucería estrellada, realizada en el siglo XVI. El presbiterio se cubre con bóveda de entrepaños reforzada por cuatro nervios que confluyen en una clave y apean en columnas.
La nave es de planta rectangular y está cubierta con bóveda de cañón apuntado que apoya en fajones apuntados que marcan cinco tramos desiguales y apean en triples columnas adosadas a pilastras; los capiteles de las columnas no presentan decoración, pero sí los cimacios, con roleos y estilizaciones vegetales. Una línea de impostas lisa recorre los muros marcando el arranque de las bóvedas.
En el tramo de los pies se situó el coro, sobre arco rebajado de sillería y con acceso por medio de escalera de caracol embebida en el muro. El coro luce un magnífico frente con barandilla mudéjar de yeso endurecido decorado con cardinas y tracería gótico-flamígera de finales del siglo XV o comienzos del XVI.
Las capillas se abren entre los contrafuertes correspondientes a los tres tramos de la nave más próximos a la cabecera. Se cubren con bóvedas de cañón apuntado y presentan diferente tratamiento de las embocaduras, predominando las abiertas en arco apuntado moldurado.
En el lado norte destacan las siguientes capillas: Santa Ana, con decoración gótico-mudéjar de finales del siglo XV y comienzos del XVI, a base de yeserías de entrelazos, cardinas tracerías goticistas, y pinturas murales en la bóveda, realizadas a comienzos del siglo XVIII; y la capilla de la Coronación de la Virgen, que conserva en el intradós del arco pinturas al fresco de estilo gótico hispano-flamenco de finales del siglo XV.
En el lado sur destaca la capilla del Santo Cristo, a modo de arcosolio y con una portada manierista de comienzos del siglo XVII, labrada en piedra y abierta en arco de medio punto flanqueado por columnas corintias de fuste con estrías helicoidales que sostienen un entablamento coronado con frontón curvo y partido en el centro alojando el escudo del donante.
El púlpito y la barandilla del coro presentan una destacada labor de yeserías caladas semejantes a las de la capilla de Santa Ana y realizadas, al igual que aquellas, entre finales del siglo XV y comienzos del XVI.