Se trata de una iglesia que presenta un llamativo aspecto exterior. Tiene planta rectangular con una nave y cabecera semicircular considerablemente más alta; el eje de la nave se encuentra desplazado respecto a la cabecera. Está construida en piedra sillar.
Su aspecto obedece al hecho de ser producto de al menos dos fases constructivas y quizás algunas reformas intermedias. El ábside y los dos primeros tramos de la nave son obras románicas, aunque la menor altura de la nave puede deberse a un cambio de planes durante la construcción o a una reconstrucción bajomedieval de sus cubiertas, ya en un incipiente estilo gótico; los tres últimos tramos de la nave son producto de una obra realizada en época Moderna.
En el exterior destacan los canecillos que sustentan la cornisa del ábside románico, con representaciones humanas, animales y vegetales. Bajo ellos, en la parte central del ábside, se abría una ventana en arco de medio punto, hoy cegada.
También en el exterior puede destacarse la existencia de contrafuertes para reforzar los apeos de algunos de los arcos interiores; hay tres en el muro sur y cuatro en el opuesto, que abarcan toda la altura del muro en el caso de los correspondientes a la obra medieval y apenas media altura en la obra moderna. Asimismo, una espadaña de época barroca, con dos ojos en arco de medio punto y remate triangular, que se eleva sobre el hastial de los pies.
La puerta se encuentra en el lado sur a la altura del penúltimo tramo de la nave, correspondiente también a la Edad Moderna. Es un vano en arco de medio punto cuya rosca presenta su parte inferior recorrida por una profunda sucesión de molduras escalonadas, que se prolongan por el extremo de las jambas.
En su interior encontramos una única nave culminada por el ábside semicircular de mayor altura.
El ábside, cubierto por una bóveda de horno ligeramente apuntada, está separado de la nave por un arco también apuntado.
La nave se encuentra dividida en cinco tramos por arcos diafragma que apean en pilastras adosadas y sostienen una techumbre de madera a dos aguas. Los sectores medieval y moderno presentan ciertas diferencias, pese a la voluntad de continuidad que parece haber presidido la obra de ampliación. En el medieval, que corresponde a los dos primeros tramos de la nave, los arcos diafragma son apuntados, al igual que el arco presbiterial, si bien todos ellos presentan un trazado ligeramente diferente que puede ser fruto de un cierta torpeza constructiva. El sector construido en la Edad Moderna, un poco más ancho que el medieval y algo desviado respecto a su eje, los dos arcos diafragma son de medio punto, si bien los pilares de apeo se reprodujeron en la medida de lo posible.
Su capilla mayor alberga un retablo mayor barroco de la segunda mitad del siglo XVII, de madera tallada y sobredorada.
Originalmente la iglesia de Concilio estaba decorada unas pinturas murales románicas que ocupaban el ábside y el primer tramo preabsididal, incluidos los derrames de la ventana que se abre en el muro de la Epístola. Esta decoración permaneció visible hasta el año 1730, fecha en la que se colocó el retablo barroco que cubrió parte de las pinturas, siendo el resto encalado o picado.
En el año 1971 las pinturas que narran pasajes del Génesis (creación de Adán y Eva, expulsión del Paraiso, ofrendas de Caín y Abel) fueron arrancadas y trasladadas al Museo Diocesano de Jaca.