La mina de Daroca es sin duda una de las obras públicas más importantes del siglo XVI en toda Europa. Se trata de un largo túnel de aproximadamente 600 metros de longitud por 6 de anchura y entre 7 y 8 de altura, que atraviesa el cerro denominado de San Jorge, al lado mismo de la ciudad de Daroca.
La situación topográfica de Daroca, ubicada en el fondo de un barranco, obligó a construir la calle Mayor (en el siglo XII) coincidiendo con el fondo mismo del curso de este barranco, por lo que las avenidas torrenciales de agua, muy frecuentes, discurrían por el centro de la ciudad, siguiendo la misma calle Mayor.
Los daños que ocasionaban las tormentas eran realmente graves para Daroca y así quedan documentados en los libros de actas del concejo de la ciudad. Como quiera que la situación se hacía insostenible, este concejo decidió a mediados del siglo XVI iniciar una gran obra de ingeniería, consistente en la excavación de un gran túnel que diera salida a las aguas procedentes de las tormentas sin necesidad de que estas atravesaran la ciudad por su mismo centro.
La dirección de los trabajos se encargó a Pierres Vedel, ingeniero arquitecto y escultor, autor también del acueducto de Los Arcos de Teruel
Las primeras obras comenzaron en 1555, el 26 de julio, por ambos lados del túnel; tras cinco años de trabajos, a punta de pico, el 7 de septiembre de 1560 se encontraban las dos brigadas de cavadores.
Acabada la excavación, hasta 1562, se procedió a retocar algunas zonas que presentaban mayores peligros de hundimiento, para lo que se utilizaron como refuerzo una serie de arcos de piedra sillar que todavía se conservan. A continuación, se embellecieron las dos entradas de la Mina mediante sendas portadas de piedra de sillería, sin apenas decoración, hoy desaparecidas.
Toda la obra esta terminada en 1570. Debe resaltarse no solo la sobriedad y elegancia del trabajo sino también la buena concepción y excelente ejecución de la misma.
Además, a fin de proteger la muralla de la ciudad y encauzar las aguas hacia la boca de la Mina, se construyó "la barbacana", un poderoso muro de 300 metros de longitud, parte del cual se conserva todavía y sirve de apoyo a la parte posterior de la Plaza de Toros.
La obra de la Mina resultó de tal envergadura en hombres y en dinero que para gestionar el volumen de la misma fue necesario formar una junta, llamada del Aguaducho, que se ocupó del mantenimiento de la obra y de la financiación.