
Es un edificio que se ajusta en su estructura y composición de fachada a la tipología de casa consistorial aragonesa del siglo XVI, con la singularidad de estar atravesado en uno de sus extremos por un pasaje cubierto (el arco de San Roque) que pone en comunicación la plaza con una de las principales arterias que recorren el sector norte del casco histórico, la calle del Sol (antigua calle Mayor). En su aspecto exterior se encuentra muy modificado respecto a su construcción original por una desafortunada restauración llevada a cabo en la década de 1980.
Tiene planta rectangular, adosada por medianeras a los edificios adyacentes, y consta de tres pisos.
En la parte central de la planta baja abre la puerta de acceso, adintelada, y que debe de ser fruto de una reforma anterior a la mencionada restauración del edificio. La flanquean una ventana adintelada (cuya anchura se redujo en la restauración) y el arco carpanel que da acceso al paso cubierto de San Roque.
En la planta principal se abren tres balcones adintelados con ladrillos dispuestos a sardinel, que han sido unificados por una nueva balaustrada en la restauración.
En la superior se encuentra la característica galería. Está compuesta por arcos de medio punto doblados, unidos por imposta a la altura de sus arranques, y con los vanos protegidos por pretiles en los que se insertó un elemento decorativo estrellado en la restauración.
También el alero es de nueva factura, ya que el original, según testimonio recogido por Concha Lomba, era de ladrillo y de menor vuelo.
La restauración, muy drástica, aun respetando relativamente la configuración de la fachada descrita, modificó totalmente sus paramentos y apariencia exterior, aparte de remodelar totalmente el interior. En síntesis las actuaciones fueron las siguientes:
En las fachadas la intervención consistió en picar el revoque para levantar su primera y segunda planta en ladrillo nuevo sobre zócalo de piedra, mientras la tercera permanecía enlucida, con las modificaciones ya descritas de los vanos. Se desmontó y volvió a montar la cubierta, sustituyéndose el alero.
En el interior, la intervención ha modificado totalmente los espacios originales.
Pertenece a la tipología de casas consistoriales renacentistas del denominado por Concha Lomba "foco del valle del Ebro". Su único elemento diferencial respecto a otros ayuntamientos contemporáneos es el pasaje cubierto que lo atraviesa en su planta baja.