"Beba una raza de patatas que fue la que más duró, y la mejor, que la llamaban raza alemana, alemanas, y se conservan muchos años, pero luego ya empezaron a funcionar las cooperativas y empezaron a traer patatas y había alguna clase que aún salía buena pero había otras que no, no valían pa nada, era todo un engaño. M'acuerdo que trayeban unas de Jaurrieta, que decían, que no feban más que (…) trenta o cuarenta patatons, pero entre todos no pesaban medio kilo. Y en cambio estas alemanas hacían unas patatas alargadas, abarronadas, buenas de comer y sanas. Y en cada patatera te podeba salir un par de kilos, o tres, o cuatro (…) En cambio estas de Jaurrieta yeran redondas y todo yera patatons, que no valeban ni pa os cochins –¿Y feban cucos?, intervengo– ¡Uh…! Luego llegaron os cucos con estas Jaurrieta y por ahí y emponzoñaron todo esto, qu'antes aquí no se conoceban os cucos. Yo m'acuerdo que ni sulfatar ni nada. Pa qué, si no n'habia. Pero luego con toda esta raza que trajeron llegó la peste."

• SATUÉ OLIVÁN, Enrique. Archivo Enrique Satué Oliván. Testimonios de aquel Pirineo. Archivo sonoro, 2000-2007.
• SATUÉ OLIVÁN, Enrique. Siente. Testimonios de aquel Pirineo. Zaragoza: Prames, 2016.