[Aquellos foraus que n‘hai entre la iglesieta y la torre, que n’hai unos foraus al suelo?].

[Benjamín]: Las tumbas

[Allí n’abeba chen enterrada?].

[Montse]: Las tumbas de la casa de Turmo.

[De la casa de Turmo?].

[Benjamín]: De todas formas, allí lo que sí es verdad, hay un rinconé detrás de la iglesia, que allí, yo lo he rechirau porque precisamente había un trufero allí.

[Anda, allí mismo n’abeba un trufero, mecagon!].

[Benjamín]: Y salía una cantidad de huesos terribles.

[Montse]: Ay ¡qué dices tú, padre!

[Benjamín]: ¡No las ibas a dejar allí! Decían que allí habían enterrau las once mil vírgenes. Bueno, se dicen tantas cosas que…

[¿Cómo era eso de las once mil vírgenes?].

[Benjamín]: No sé. Yo he oído algunas veces de las once mil vírgenes en romerías así, que l’han comentau y han dicho cosas, pero, tampoco no tengo yo una…

[Montse]: Él si l’esen dicho astí n’hai un trufero, ya s’ese acordau, ya.

[Benjamín]: No te digo que yo l’he escarbau. Era pequeño, era un rinconé, nada, poco más que esta mesa. Pero era un trufero bueno, salía trufas bien. Y ya digo, salía todo lleno de huesos.

 

*Resulta muy curioso cómo han interpretado, ante la gran cantidad de huesos —lógica, puesto que habla de la presencia de un antiguo cementerio—, que estos perteneciesen a las 11.000 vírgenes, leyenda medieval vinculada a Átila y el martirio de Santa Úrsula. No obstante, resultaría arriesgado interpretar, a falta de más datos, la existencia de una leyenda en este lugar vinculada a este tema; lo más probable es que en él hubiera alguna reliquia atribuida a estas 11.000 vírgenes que haya motivado la interpretación de la persona que relata estos hechos.