[Laura]: Chugabam al escondite, per las escaleretas de la iglesia, mos escondebam…

[Y no deziban cosa? Que deziba uno, por ejemplo… “Conejitos a esconder”].

[Laura]: No.

[Que la mare va a...].

[Laura]: Uno, dos y tres. Fulana, en el corralé. En aeba un sitio del lau de la iglesia que son unos [...].

[Aurelio]: El corralé o el cagadero, que le dibam?

[Laura]: Primero, en un lau era “el corralé”, y el otro “el cagadero”. 

[Aurelio]: La punta la iglesia a la izquierda…

[Laura]: Oh! Es que aquello, había estau, había serviu de cagadero. Así de claro! Y cuan chugabam allí abaix de la, no abaix de to, en el primer descansillo, en el cuadr…, en la pllazeta primera de allí de entrando a la iglesia, que suben así las escaleras y en hai una pllazeta y después suben las otras. Pues en aquella, contabam, mos chiraban enta la pllaza, y mientras los otros s’escondeban. Salibam al recreo y n’aeba muchos días que mo’n iban allí, a chugar. Y en el foradé el urmo de la plaza tamé, alguna, yo no, perque yo he siu muy cagosa, en hai que dir-lo tot, pa los sitios zerraus a yo no me metas que no entraré, como me veiga… Pero en el forá que n’hai en el urmo que n’hai un forá que…

[Aurelio]: El árbol de la plaza, el de la pista?

[Laura]: Que mi mare ya diba que ya l’había visto ella…

[Aurelio]: Fíjate si tiene años, eh?

[Laura]: Diz, quizá no tanto como está, pero ya l’había visto ella cuan iba a la escuela. Pos tamé a lo mejor chugabam a esconder-mos, y en aeba alguno que no era demasiau gordo y no teniba miedo… Gordos entonces no estabam… Y s’escondeban dentro d’aquel forá.