Recorridos y cuestaciones del último santero de San Úrbez que ejerció esta actividad hasta 1963. Sustracción social, Serafín Javierre Cebollero, nacido en Rodellar en 1903.
Grabación 1985.
Pues ese año ya se había ido mucha gente.
[El 63].
63. Y se recogió muy poco. Fue el último año que recogimos porque ya… después ya bajemos, no más que lleguemos al pueblo ya estuve poco en el pueblo que nos bajemos a este pueblo… Bajemos a vivir a Callén.
Te daban muy poco. Te daban una jicareta en cada casa y antes que recogías una cantidad pequeña pues te costaba mucho. Mia en Angüés un día entero costaba de recoger todo ahí.
[¿Pero le ayudaba el alguacil?]
Me aduyaba el alguacil si no era con el alguacil no hubieras podido atar cabos allí. Como había tantas casas.
[También había alguna casa que daba bastante, ¿no?]
Pues el León, León de Angüés.
[Y en Bierge también, ¿no?]
En Bierge también. Claro, es que en la montaña como que era ya de muchos años esto de San Úrbez que tenían mucha fe pues la gente se animaba más a dar que no abajo en el Somontano.
Pues la recogía con una aceitera y así que se llevaba la aceitera la vaciaba en el botico donde paraba en la casa. Pero era muy costoso y muy trabajoso pa lo poco que se recogía. Valía poco la pena, pero… como era así, pues había que continuar de esa manera.
Pues en la montaña como que era una cosa ya que tenían mucha fe en el santuario, pues había casas que daban dos cuartales, otros uno, que lo tenían ya designao de antes. Y había algunas que hasta daban una fanega. Y así todos.
[Y también tenía designado en que casa se debía de quedar].
Había una casa en cada pueblo.
[Porque eso lo había acordao antiguamente ¿quién?]
Eso lo había acordao la junta.
[Los alcaldes de los tres]
Los alcaldes de las tres valles.
[Qué eran…]
Valle Serrablo, valle Nocito y valle Rodellar.
Es que claro llegabas a las casas y antes que… en algunas no estaban las dueñas, llamaban a los maridos pa dar la limosna que daban. Te hacían perder mucho tiempo.
[Subían con la capilleta].
La subían a los pisos también, para adorar. Y daban, algunos, daban limosna. En la misma caja echaban algunas monedas. Pocos. Poco se recogía.
[¿Y qué solían rezar?]
Hola, cada uno lo que quería a San Úrbez, al santo. Tenían mucha fe. Precisamente en estas tres valles había mucha fe a San Úrbez, mucha.
[¿Más que en el Somontano?]
Más, más.
[¿Y recuerda usted alguna pequeña anécdota, algún pequeño problema que haya tenido alguna vez?]
Ninguno, si no fue un día con un señor subiendo allí a Ceresola. Aquel día sí, aquel día me hizo pasar un poco de miedo. Se puso algo fuerte, algo farruco y me trató bastante mal. Pero yo, como eso, no le contesté a nada y siguió él la ruta y yo la mía y pasó así, no pasó nada más.
Como teníamos tan pocos recursos de eso pues, además, de la de San Úrbez me dedicaba a hacer carbón. Hicimos bastantes hornos allí en el monte.
[¿Cómo se llamaba su casa en Rodellar?]
Casa Manuel.
[¿Y la hacienda qué daba? Trigo, ordio…]
Poco, poco, poco. Sí.
[Y aceite, ¿no?]
Poco, de todo poco. Muy poco.
[¿Y el carbón hacia dónde lo comercializaban?]
Pues el carbón lo compraba Ferrer de Bierge. Y uno de Barbastro. Un almacenista de Barbastro tamibén. De todo.
[También me ha contado que lo que le pagaban por recoger la limosna de San Úrbez que era una cantidad muy pequeña].
Pues de recoger de San Úrbez muy poco. 500 pesetas hacer todos esos recorridos… Era muy poco, vamos pero… como todo iba tan escaso y tan mal pues con eso te ibas remediando de alguna cosa.
[Pero esa cantidad fue la misma desde el 39 hasta que acabó, ¿no? en el 63].
Sí, sí.