Se encuentra en las proximidades de la iglesia, formando un conjunto con ella. Disfruta de una amplia panorámica hacia el norte, dominándose desde allí el valle del Ara y la zona de Peña Montañesa, según es habitual también en los esconjuraderos, cuya misión de ejercer un "control de la climatología" aconsejaba situarlos en ubicaciones dominantes respecto al territorio circundante.

Se trata de un templete de planta cuadrada no estricta, de 3,20 m de lado y 10 m2 de superficie útil, encerrada en muros de 0,55 m de espesor.

Construido con mampostería y robustas cantoneras adecuadamente tratadas, acoge cuatro grandes aberturas gemelas culminadas mediante arcos de medio punto de dovelas regulares, alisadas y trabadas con arte.

Se cubre con bóveda esquifada acondicionada con sillares homogéneos colocados por hiladas de igual altura y tejadillo a cuatro vertientes, casi cónico, forrado con loseta plana. Un apéndice cilíndrico de tosca distingue el cénit de la cúpula.

Presidía el centro del esconjuradero una cruz de hierro de factura artesanal, clavada en un pedestal escalonado de piedra.