En la plataforma en la que se encuentra quedan restos de edificios de mampostería, todos los cuales parecen pertenecer a corrales de construcción no muy antigua.
Se encuentra a la vista del castillo de Pano, situado en un cerro al sur. Ambos edificios son aproximadamente contemporáneos.
Se trata de un edificio que, bajo la actual advocación de san Antón y reducida al rango de ermita, fue en el siglo XI la iglesia del monasterio de San Juan Bautista.
La iglesia está construida con un aparejo de arenisca, trabajado muy rudimentariamente, que alterna el sillarejo y la mampostería de grandes bloques.
Se trata de un edificio de planta basilical de tres naves, de las que la que la central es ligeramente más elevada, y triple cabecera semicircular alineada irregularmente. Los ábsides se cubren con bóveda de cuarto de esfera y las naves con medios cañones sobre arcos fajones, que dividen el espacio en cuatro tramos en la nave central y en tres en los laterales. Tanto los arcos fajones como los formeros son de medio punto y apean sobre pilares cuadrados y cruciformes alternativamente.
A finales de los años 70 aparecieron en el ábside central y sur unas figuras geométricas pintadas (cruces y círculos), de ejecución pobre, que posiblemente sean de consagración. Están en el Museo Diocesano de Barbastro.
Existen tres puertas en el edificio, dos de ellas cegadas (en los muros oeste y sur). La puerta original se abre en el muro sur, en arco de medio punto doblado, rematado por una estrecha losa horizontal.
En cada uno de los ábsides hay una ventana en arco de medio punto de doble derrame. En la parte derecha del ábside central había una ventana adintelada y con derrame interno de cronología posterior, que fue cerrada en la restauración. Las ventanas de mayor interés son una cruciforme abierta en el muro de los pies y otra en el muro meridional, geminada, cobijada por un arco de medio punto algo retranqueado.
En los ábsides se conserva una decoración que imita los esquemas lombardos, como la disposición de una banda de arquillos sobre ménsulas, coronados por un friso de dientes de sierra que queda parcialmente oculto por el tejaroz de losas.
En conjunto puede decirse que sigue bastante fielmente los modelos lombardos de construcción, pero con un acabado final bastante tosco, lo que parece acreditar su realización por parte de maestros locales. Emparentada cronológica y formalmente con la no muy lejana ermita de San Clemente de Palo, se sitúa en el momento en que los constructores locales comienzan a adoptar los modelos del románico lombardo en la línea divisoria entre Sobrarbe y Ribagorza. Su temprana fecha de realización, unida a su ambiciosa concepción al pretender dotarla de tres naves, son algunos de los factores que acrecientan su interés.
La impresión de rusticidad que ofrece el interior, tanto por los desviaciones en el ensamblado de arcos y soportes como en el trazado de bóvedas, así como la falta de cuidado general y la torpeza con que se ha ejecutado la decoración de los ábsides parecen indicar que se trata de una obra de imitación, en planes y decoración, de la tradición lombarda interpretada por canteros autóctonos. Su construcción se realizaría entre 1055-1060 (Esteban, Galtier, García Guatas, 1982).