La ermita de La Magdalena es un edificio de planta rectangular con orientación norte-sur, de unos 7 m de anchura por unos 14 m de longitud total incluyendo el gran pórtico localizado a los pies. La nave propiamente dicha cuenta con una planta casi cuadrada, de unos 7 m de longitud en las fachadas este y oeste por unos 7,15 m en las caras norte y sur, con estructura de nave única orientada al norte y cubierta de armadura de madera a dos aguas sobre viga central con alero a bocateja en la cara norte y sencillos voladizos en las fachadas este y oeste. En la fábrica actual, la entrada se encuentra en el muro de los pies, en la fachada meridional, ligeramente desplazada hacia el oeste. Al interior, la nave aparece enlucida y pintada de color ocre en los muros laterales y de azul en el del fondo al que se adosa el altar, sobre el que se dispuso una hornacina pintada en blanco, localizada en el eje del muro norte, que alberga una imagen de La Magdalena de factura muy reciente.

Al parecer, en origen este edificio religioso pudo haber tenido mayores dimensiones (Naval y Naval: 1980, 294), ya que dicha cara sur presenta integrados en la fábrica de mampostería un arco de medio punto compuesto por dovelas de arenisca y apoyado en un pilar cuadrado en el eje del mismo, que fue cegado para disponer el muro de cierre a los pies, de modo que el espacio que hoy ocupa el pórtico con cubierta de madera sostenida por tres pilares de ladrillo en el extremo sur correspondería quizá a un segundo tramo de la nave primitiva de cuyos muros sólo se percibe la cimentación en superficie en algunos puntos. Al exterior, las fachadas norte y oeste de la ermita presentan una especie de banco adosado de datación reciente compuesto por sillares reutilizados.

Una observación del conjunto permite apreciar que la ermita aprovechó una fábrica de sillares de gran aparejo perteneciente a un edificio preexistente de planta rectangular de unos 7 por 5,70 m, de modo que para construir el templo cristiano se eliminó la cara meridional del primero con objeto de prolongar hacia el sur los muros laterales de la nave por medio de dos tramos fabricados con mampostería y sillares reutilizados. Dicha fábrica primitiva de sillares de gran módulo correspondería al basamento de una torre defensiva andalusí, desconocida hasta la fecha, que podemos incluir en el numeroso grupo de fortificaciones construidas total o parcialmente con opus quadratum de arenisca documentadas en la Hoya de Huesca, Somontano, La Litera y valle del Segre, datadas entre finales del siglo IX y el siglo XI (Arilla y Asensio: en prensa).