El entorno del pozo contó con diversas estructuras para la producción del hielo, de las que hoy se conservan algunos escasos restos. Una acequia cercana a la entrada inferior del pozo proporcionaba el agua necesaria. El agua era desviada a través de una gárgola construida con bloques de arenisca y caía directamente a las balsas de congelación, que se encontraban dos metros más abajo. Cuando perdieron su uso, estas balsas se transformaron en huertos.

El pozo propiamente dicho está excavado en el terreno de un cerro. Es un hueco de planta circular, con un diámetro de 5,70 m y una altura de 7,60 m. Sus paramentos interiores están revestidos de sillares muy regulares, que van disminuyendo de tamaño conforme se aproximan al cierre, que es en cúpula configurada por la aproximación de las hiladas.  En la cúpula hay una trampilla central, circular, que servía para empozar el hielo y hoy se encuentra cubierta con una losa.

A la altura de la base de la cúpula se abre un hueco de comunicación con el exterior, mediante una galería de 3 m de longitud cubierta con bóveda de cañón abocinada. Era utilizado para sacar nieve del pozo cuando este se encontraba cargado.

En la base del pozo, orientada al norte, se abre el acceso más importante. Es una puerta adintelada que da acceso a un corredor de recorrido zigzagueante que comunica con el interior del pozo; la entrada está parcialmente obstruida por un pilar trapezoidal, probablemente para impedir la entrada de calor. Los muros laterales están reforzados con sillares; el techo está picado sobre la arenisca del terreno y reforzado por pilares de ladrillo y viguetas de hierro. El corredor adquiere progresivamente mayor altura conforme penetra en el interior. Todo el pasillo está recorrido por un desagüe excavado en la roca, conformado por dos canales que convergen a la altura de la puerta. En el lado occidental de la galería se abre una cámara lateral, que debió de utilizarse para conservar frescos determinados productos.