Dado a conocer por los investigadores Antonio Martín Costea y Antonio Serrano Ferrer, se trata de un conjunto que engloba un castillo islámico, los restos de una población medieval y una ermita construida tras la conquista cristiana del lugar.

El castillo, casi totalmente arruinado, se localiza en la cumbre de un monte cuya orografía lo hace inaccesible por sus laderas norte y este. En las dos restantes vertientes se elevan los restos de una muralla con huellas de dos puertas de acceso. En su interior, a cota más alta, se conservan muy desfiguradas las ruinas de un castillo de planta irregular. todo el conjunto está construido con grandes bloques de mampostería caliza.

Los escasos restos de la población medieval se extienden junto al castillo, en la ladera este, donde los investigadores citados localizaron diversas construcciones y materiales cerámicos.

Al sur del castillo, en una vaguada junto a la población, se eleva en avanzado estado de ruina una ermita de estilo gótico rural dedicada a Santa María Magdalena, cuya construcción podría datarse quizá en el siglo XIII, tras la conquista cristiana del lugar. Tenía planta rectangular y contaba con cuatro arcos difragma apuntados, que debieron sostener una cubierta de madera dispuesta a dos aguas.