Es un edificio de planta de cruz latina, con una sola nave, siete capillas entre los contrafuertes y torre a los pies, integrada en la fachada en su parte inferior. Está realizada en mampostería, con refuerzos de sillar de arenisca en las esquinas, y ladrillo en el cimborrio octogonal y en el campanario, aunque este último arranca de un zócalo de sillería.
El exterior es muy sobrio, sin elementos decorativos destacables. La fachada se sitúa a los pies, con portada en arco de medio punto de dovelas no muy largas, hornacina cuadrangular con la imagen en bulto redondo del santo titular y alero escalonado con esquinillas y bloques paralelepipédicos.
Al interior, la cabecera, capillas del crucero y nave se cubren con bóveda de cañón con lunetos. Esta última se encuentra dividida en cuatro tramos por arcos fajones de medio punto que apean en pilares adosados que contaban con una decoración pintada mediante técnica de esgrafiado.
Estas pinturas solo se conservan en dos de los pilares, en los que se pueden ver dinámicas composiciones verticales de jarrones, pámpanos y otros elementos vegetales, aves y figuras humanas. Asimismo, la parte superior de la nave se encuentra decorada por entablamento moldurado de yeso.
El espacio más destacado es el crucero, cubierto por cúpula hemiesférica con decoración de yeserías. En ellas aparecen representados los cuatro evangelistas casi en bulto redondo, acompañados de sus símbolos y rodeados por tornapuntas y rocallas de gran volumen. En la cúpula propiamente dicha abren ocho vanos de medio punto, coronados por lunetos cimados por máscaras de yeso y separados por dobles nervaduras que también muestran una carnosa decoración de yeserías.
Las capillas laterales, tres en el lado del evangelio y una en el de la epístola, presentan un carácter muy sobrio. Son de planta rectangular, más anchas que profundas, con embocadura en arco de medio punto y bóveda de cañón. A los pies, frente a la primera capilla, se encuentra el acceso a la torre.
Esta es de planta cuadrangular y dos cuerpos, el inferior de ellos inserto en el volumen de la iglesia. El segundo cuerpo presenta un vano de medio punto a cada lado, enmarcados por pilastras adosadas, ángulos achaflanados y, como remate, un chapitel de sillería.
El edificio tiene también adosada una sacristía de planta cuadrangular, en la cabecera, por el lado de la epístola, con acceso desde el presbiterio.
Tanto al exterior como al interior, la iglesia presenta la sobriedad decorativa característica de los edificios religiosos construidos en la comarca en época barroca. La decoración del interior muestra, sin embargo, influencias de las obras que se estaban llevando a cabo en Zaragoza en el siglo XVIII, pues la ornamentación con figuras en las pechinas y adornos menos abigarrados en las cúpulas ya se había practicado en la capital en la iglesia de Nuestra Señora del Portillo.