Su construcción sólo puede datarse por referencias indirectas y el análisis estilístico, pudiendo acercarse, por su similitud, a la construcción de la torre de San Andrés, entre finales del siglo XV y principios del XVI (última y primera décadas, respectivamente).De planta octogonal, con ángulos reforzados por gruesos contrafuertes, consta en la parte baja de una sola torre octogonal que alberga una capilla interior, dedicada al Santo Cristo, cubierta por bóveda de crucería de 8 nervios, y cubierta a su vez por una casamata de forma hemiesférica realizada por aproximación de hiladas. La capilla, cuya decoración de esgrafiados de tema vegetal está datada en 1615, se abre al exterior mediante cuatro vanos apuntados, y sobre ella se desarrolla la torre, esta vez con estructura de alminar almohade de dos torres separadas por tramo de escaleras abovedado por aproximación de hiladas. Por encontrarse apoyada sobre la estructura de la capilla, la torre interior presenta unas paredes muy delgadas.Toda esta estructura ocupa el primer cuerpo de la torre, diferenciada del segundo por el lenguaje gótico que presentan sus elementos formales y vanos apuntados, frente a los elementos renacentistas de éste último, el cuerpo de campañas, estructurado en una sola torre hueca, abierta al exterior con arcos de medio punto y decorada exteriormente con medallones de tipo renacentista. Culmina la torre un chapitel bulboso, costeado por el canónigo Joseph Matheo, fallecido en 1775.

La parte más destacada y visible de la Colegiata, su torre mudéjar, casi idéntica a la de San Andrés, que probablemente la tomaría como modelo, constituye un elemento de máxima importancia por su belleza y armonía, características por las que compitió con la Torre Nueva de Zaragoza, tristemente desaparecida.