Se trata de una iglesia-fortaleza mudéjar del siglo XV construida sobre las ruinas de un antiguo castillo, del que sólo se conserva un torreón circular de piedra en el ángulo nororiental.

La iglesia posee una única nave, que se divide en tres tramos de los que el de los pies es más corto que los restantes. A esta nave abren cuatro capillas laterales correspondiendo a los dos primeros tramos, de las cuales las meridionales presentan una mayor profundidad.

Una capilla de pequeñas dimensiones se abre en el lado de la epístola del tramo de los pies, donde se levanta el coro sobre alfarje pintado con jácenas longitudinales cuyos papos se decoran con motivos heráldicos de las armas de la monarquía aragonesa y las de la localidad. El espacio inferior se abre a la nave por medio de dos arcos algo apuntados que apoyan en un pilar central de sección octogonal, coronado por capitel con decoración de cardinas talladas.

El interior de la iglesia se encuentra en su totalidad cubierto por bóvedas de crucería sencilla con nervios de sección en triple bocel y con claves pinjantes de madera policromada; en la nave dichos nervios apoyan en ménsulas, e imposta corrida a lo largo de toda la superficie mural por encima de las capillas.

Existe una tribuna abierta a la fachada que recorre el muro sur por encima de las capillas, incluyendo la torre, donde se prolonga por encima de la sacristía. Dicha tribuna queda abierta hacia el exterior por medio de huecos ligeramente apuntados, mientras que hacia el interior de la nave lo hace mediante dos ventanales de celosía de yeso. Desde ella se puede acceder al trasdós de las bóvedas del ábside y la nave, existiendo también comunicación con la antigua tribuna del lado norte, que en la actualidad se halla bajo una cubierta inclinada.

El interior de la iglesia en contraste con el austero exterior, conserva elementos decorativos de gran interés, especialmente las yeserías talladas de ventanales y antepecho del coro alto, que utilizan el lenguaje formal del gótico tardío. Decoración del mismo estilo encontramos en los ábsides de la Seo de Zaragoza desde donde se difundirá. Igualmente, la iglesia posee un púlpito mudéjar en yeso tallado y destacaremos la ornamentación agramilada y pintada que fue sustituída en la zona del ábside y del ingreso al mismo en 1670 por un trampantojo barroco.

El exterior de la iglesia presenta un aspecto sobrio a base de muros lisos carentes de ornamentación, a excepción de los aleros, logrados a base de modillones volados de ladrillo, listeles o esquinillas.

La fachada sur fue remodelada por Fernando Chueca Goitia, quien añadió un remate almenado y una ventana enmarcada con cornisa de piedra en el cuerpo donde se ubica la escalera que accede al coro y tribuna. En esta misma fachada se abre la portada de acceso a la iglesia coincidiendo con el segundo tramo de la nave, y que consta de arco doble moldurado en ladrillo, apuntado el exterior mientras que el interior es deprimido rectilíneo.
Los paramentos murales carecen de labor especialmente remarcable a excepción de la apertura de huecos, de los que destacan la arquería en arcos apuntados correspondiente a la tribuna; dos rosetones con yesería actual se ubican en el muro occidental, correspondiendo con los dos pisos del coro.

Como ya se ha mencionado, existen cuatro ventanales, abiertos en los tramos de la nave, que recibían luz desde las tribunas abiertas al exterior; estos vanos, que originalmente se cerraban con placas de alabastro, se forman con arco apuntado con parteluz, y antepecho con celosías en yeso, estando los del muro norte partidos por haber desaparecido la tribuna por ese lado y haberse abierto las capillas con faldón inclinado de teja curva. Finalmente, la nave posee cubierta a dos aguas, que no ha sido reformada desde hace tiempo, aunque seguramente no es la original; la tribuna queda cubierta con tablero de cañizos sobre rollizos de madera y teja asentada con mortero.