
SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
Lo que hoy conocemos como Camino de los Pilones fue un antiguo camino de herradura que comunicaba las poblaciones de Villarroya de los Pinares y Allepuz, a lo largo de unos seis kilómetros.
Presenta como característica principal la existencia de unos grandes pilones, de los que se conservan algo más de un centenar, construidos con obra de mampostería, piedra y mortero, de forma cilíndrica, engrosados y de mayor diámetro en su parte baja y en la superior, enlucidos en sus partes exteriores y con una altura de alrededor de 2,50 metros y un diámetro de 0,65 metros. Están colocados a regular distancia, aproximadamente uno cada 30-50 metros, que señalizaban el camino y guiaban a sus caminantes, ya que al discurrir por altas lomas se llegan a superar los 1500 metros, sin apenas vegetación; con las ventiscas, antiguamente tan frecuentes que era muy fácil perderse o precipitarse por algun cortado u hondonada. (...)
Se han localizado pilones de tamaño y forma similares a los de Villarroya y Allepuz al menos en el camino citado en la partida de la Nave y en la loma del Pinar entre Fortanete y La Iglesuela del Cid; también los hay en los términos municipales de Corbalán, Cedrillas y El Pobo. El trayecto del Camino de los Pilones como tal es muy antiguo, podemos afirmar que ya existía en la Edad Media, y probablemente fue el mismo que utilizó para desplazarse el rey Jaime I en su marcha desde Teruel hacia Peñíscola.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002