Hemos incorporado a la sección de Archivos sonoros del portal SIPCA el trabajo “Recopilación de tradición oral en el Parque Cultural de San Juan de la Peña. Fase 2”, realizado en 2007-2008 por las investigadoras Sandra Araguás y Nereida Torrijos...
Los monasterios femeninos de la orden del Císter, como es el caso de Casbas, presentan sustanciales diferencias arquitectónicas con los de carácter masculino, que adoptan de manera mucho más fiel los principios rectores de la orden a la hora de estructurar las diversas dependencias que componen el conjunto monacal. En síntesis, puede decirse que las abadías femeninas muestran una mayor variedad en la distribución de sus dependencias y en la configuración arquitectónica de sus edificios, pues suelen estar construidos por maestros ajenos a la orden y acusar influencias de las tradiciones locales de la zona en la que se ubican. Además, suelen ser de dimensiones menores que los masculinos. El monasterio de Casbas no es una excepción a este principio; además, el conjunto que ha llegado hasta hoy es fruto de las remodelaciones y nuevas construcciones sufridas durante una larga historia arquitectónica desarrollada desde el siglo XII hasta el XVIII.
Los diversos edificios del conjunto, de distintas épocas, estaban rodeados por una muralla, que todavía se conserva parcialmente.
El acceso, situado en el frente occidental, es una gran puerta en arco de medio punto abierta en el piso bajo de una torre de planta cuadrada. Esta consta de tres cuerpos, separados por impostas de listeles escalonados. En los dos cuerpos de remate se abren numerosos vanos de medio punto, entre los que se disponen pilastras adosadas.
Los edificios se ordenan en torno a dos patios rectangulares. En el mayor se ubican la fuente, el lavadero, la fachada meridional de la iglesia y un pabellón del siglo XVIII, mientras que en el menor, ubicado en la zona norte del conjunto, se sitúan el palacio abacial la hospedería y varias construcciones de servicios.
Las dependencias monacales más características (salas capitulares, refectorio...) se distribuyen en torno a un claustro, adosado al costado norte de la iglesia. Concluido en el siglo XIV en estilo plenamente gótico, consta de cuatro crujías abiertas mediante arcos trilobulados lobulados. En los siglos XVI-XVII se levantaron sobre el claustro otras dependencias construidas en ladrillo, que modifican considerablemente su aspecto original. Las cuatro galerías interiores del claustro, muy sencillas, están cubiertas por una techumbre plana de madera.
En una de las alas se encuentran las salas capitulares. La antigua sala capitular, medieval, de factura gótica, fue reconvertida en sacristía de la iglesia. Estaba cubierta por una bóveda nervada de factura gótica, si bien en la actualidad está compartimentada en dos pisos que alteran su aspecto original. En época Moderna fue sustituida por una nueva sala capitular construida junto a ella.
El refectorio está situado en el ala norte del claustro. Es una obra del siglo XVI en la que destaca su artesonado de madera, sostenido por vigas apoyadas en ménsulas decoradas por cardinas
Al oeste del claustro, en el menor de los patios mencionados, destaca también el palacio abacial, que data de la ampliación del siglo XVI. Está precedido por un gran pórtico, adintelado mediante vigas de madera que apean en ménsulas labradas escalonadas, que apean en gruesas columnas coronadas por esquemáticos capiteles compuestos. La portada del edificio es un gran vano en arco apuntado trasdosado por una voluminosa moldura que arranca de ménsulas voladas decoradas con relieves.
En las viviendas populares más antiguas, fechadas entre los siglos XIV y XVII, llama la atención la proliferación de elementos defensivos como las aspilleras, matacanes y, muy especialmente, grandes torreones. En nuestra comunidad autónoma contamos con más de un centenar de casas torreadas, que fueron declaradas BIC por el Gobierno de Aragón, localizadas en las sierras orientales turolenses y en el Pirineo y prepirineo altoaragoneses. Ambos conjuntos presentan grandes diferencias. Recorremos las torres turolenses, construidas en la baja Edad Media para proteger las masías dispersas y atestiguar también la prosperidad de sus propietarios.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002