
SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés
El año pasado os informamos de un importante hallazgo relacionado con la música tradicional: un conjunto de cintas de cassette que contenían las grabaciones de campo realizadas por el investigador Juan José de Mur entre 1979 y 1985, que utilizaría pa...
Los espacios se articulan en torno a un patio central, rodeado por galerías, que en la planta baja adintelada está recorrido por ocho columnas anilladas, mientras que el principal lo hace con arquería de medio punto sostenida por columnas toscanas como las del piso inferior, abriéndose cinco vanos en cada uno de los lados. El patio queda coronado por un llamativo alero de madera en el que se han representado los doce signos del zodíaco, además de máscaras y frutos. Aunque este patio rememora claramente las obras del siglo anterior, el alero y la valoración cromática de los materiales de arcos y columnas lo caracterizan, sin embargo, muy peculiarmente dentro de un gusto diferente.
El interior se ha visto modificado por su adaptación a su uso como museo, si bien conserva en planta principal un salón de protocolo, decorado con un friso barroco, realizado en escayola. Este salón es de gran altura, lo que hace impracticable la falsa galería destacada en la parte superior de la fachada. Ambas plantas están recorridas por otros espacios secundarios bastante modificados. Su nueva función expositiva exigía la creación de nuevos espacios en el edificio. Por un lado, la adición en altura de nuevas plantas, la primera situada entre la cubierta y el forjado superior de la galería principal, esta planta está formada por cuatro pequeñas estancias que se comunican mediante pasillos; la segunda planta entre la cubierta y el forjado superior del salón principal, de superficie igual al piso de abajo. Además, se construye un cuerpo de comunicación vertical para la escalera y ascensor, que conecta todos los pisos. Los otros dos elementos que dotaban a la nueva ampliación son la escalera monumental y la fachada.
La escalera está cubierta por una cúpula sobre pechinas con ornamentación propia del estilo barroco, y conecta con la galería superior del patio.
La fachada, que constituye la cara más visible del palacio es muy reducida y refleja indicios barrocos en el carácter de sus vanos por su gran tamaño y localización, las rejas que cubren ventanas y balcones, el potente alero de madera, muy volado, y la galería superior de arquillos de medio punto doblados, que finge un espacio inexistente. La portada de potente arco de medio punto; y los huecos abalconados se enfatizan y resaltan con jambas y dovelaje de piedra negra, un contraste cromático típico del barroco. El mirador tiene un ventanaje de escasa luz. El alero, que destaca por su gran vuelo y desarrollo, posee una profusa y abigarrada decoración vegetal que ofusca la apreciación de sus elementos estructurales.
Recientemente ha finalizado un laborioso e importantísimo proyecto histórico y archivístico: la sistematización, transcripción y publicación de las actas de las Cortes del Reino de Aragón entre 1164 y 1514, es decir, entre los reinados de Alfonso II y Fernando II, que constituyen una fuente esencial para conocer nuestro pasado. Los monumentales resultados de este trabajo, fruto del esfuerzo de más de una veintena de investigadores vinculados a la Universidad de Zaragoza durante 20 años, suman más de 11.000 páginas transcritas, que pueden ya consultarse en el portal DARA.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002