
A partir del 14 de octubre iniciamos la que va a ser nada menos que nuestra décima temporada de colaboración en el espacio cultural "La torre de Babel" de Aragón Radio, dirigido y presentado por Ana Segura. Como en años anteriores, la colaboración de...
La estación de servicio Los Enlaces es una de las mejores muestras de arquitectura contemporánea de Zaragoza. Proyectada por el arquitecto José de Yarza García, su construcción se fecha entre 1961 y 1962.
Situado en una importante vía de circunvalación, el edificio se proyectó como ampliación de una gasolinera existente para resolver el programa de estacionamiento de vehículos gigantes y bar.
Se concibe como un gran toldo de hormigón que genera un amplio espacio diáfano de estacionamiento abierto hacia la vía de acceso. Junto a éste y cubierta parcialmente por el mismo, se dispone la pieza del bar. Presenta una planta estrellada que envuelve parte de la estructura sureste del umbráculo y en el exterior, una de sus fachadas se eleva verticalmente por encima de la cubierta a modo de reclamo para el viajero.
El gran umbráculo se plantea como un elemento desmontable resuelto con ligereza y brillante combinación de tecnología y diseño. Su expresión formal es el reflejo directo del esquema estructural. La estructura se compone por una parte permanente de ocho pórticos de hormigón armado y una parte desmontable colgada de los elementos permanentes por medio de cables de acero. El conjunto de cables que forman la cubierta colgante definen un plano catenario cuyo cubrimiento se resuelve constructivamente con muy poco espesor. La levedad de los cables tensores y el pequeño espesor del cubrimiento hacen que la cubierta parezca una lona colgada de los pórticos de hormigón.
En el interior se puede apreciar la belleza de la cubierta colgante, la modulación y la limpieza de la solución estructural que imprime orden y claridad al espacio.
Como conclusión cabe decir que la estación de servicio de Los Enlaces es una singular muestra de arquitectura contemporánea que destaca por la rotundidad de su imagen, su brillante solución estructural y su limpieza formal.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002