Hemos incorporado a la sección de Archivos sonoros del portal SIPCA el trabajo “Recopilación de tradición oral en el Parque Cultural de San Juan de la Peña. Fase 2”, realizado en 2007-2008 por las investigadoras Sandra Araguás y Nereida Torrijos...
La construcción consta de planta sótano, planta baja y tres plantas más, desarrollándose en ellas varios salones de recreo y servicios, y galerías que albergan una importante colección de pintura de artistas aragoneses, así como tapices y esculturas.
En la planta baja se encuentra el zaguán y el vestíbulo, pequeñas estancias separadas por unos escalones, que inmediatamente daban paso, a mano derecha, al gran salón café Goya y, en frente, la escalera principal. En el zaguán se ha mantenido la puerta en hierro de forja, realizada por Francisco Ibarz, el artesonado del antiguo palacio Coloma configurado por quince casetones de forma cruciforme con el fondo pintado de flores, el alto zócalo de madera tallada con pilastras y capiteles de esquema corintio y los dos grandes lienzos de los lados donde aparecen representadas las alegorías de la Agricultura, la Industria y el Comercio.
En la planta primera se sitúa el Salón Rojo, salón principal del edificio que se extiende a lo largo de toda la fachada del primer piso, con balcones al Coso. El Salón de Actos presenta planta rectangular con el tramo final dividido en tres naves por pilares de mármol que sustentan el piso superior. El Salón de Recreos, ubicado en la segunda planta, es una sala de planta rectangular que destaca por la decoración escultórica de relieves que presenta inspirada en el clasicismo griego.
En la planta superior se abrió el Salón Restaurante con el Salón Pompeyano que queda separado del salón comedor a través de grandes vidrieras, una central fija y otras dos en cada una de las puertas de los extremos. Los muros cortos del saloncito también se sustituyeron por dos vidrieras de idéntico diseño. El salón comedor presenta planta rectangular de tres naves separadas por columnas de formas clásicas.
La fachada principal, realizada en piedra, se organiza en cuatro plantas. La planta baja presenta columnas pareadas de fuste estriado y capitel decorado con corona de girasoles entre los grandes ventanales, abriéndose en los extremos dos puertas. Las tres plantas superiores presentan igual disposición, a base de balcones en el centro y miradores laterales, rematando la fachada en una terraza con pérgola y torreón lateral, rompiendo la estricta simetría del conjunto. La decoración modernista se extiende por toda la fachada en forma de llamativos motivos florales, vegetales y guirnaldas, concentrándose en los quicios de las puertas, en balcones y en los capiteles.
En la fachada posterior se combina el cemento y el ladrillo. La forma y textura de la planta baja se ha transformado completamente por el placado en piedra que sustituye al viejo paramento revocado que había llegado muy alterado, y por los nuevos huecos de puertas y ventanas por la rehabilitación para acomodarla a las nuevas funciones de los accesos. Como remate, abre una serie de arquillos de medio punto doblados, recordando la característica galería de los palacios renacentistas, aquí con función de iluminar la biblioteca. Por encima, un alero de ladrillo de triple vuelo.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002